Arranca diciembre y por ello, loprimero he sido seleccionar el libros del mes. Como en meses anteriores se ha elegido uno de los finalistas del premio de narrativa Dulce Chacón, continuamos este mes con otro de ellos. Se trata de Mujeres rojas, de Marta Sanz Pastor. A continuación os contamos algo sobre la autora y su producción, profundizando en la novela finalista, Pequeñas mujeres rojas.
Marta Sanz Pastor (Madrid, 1967) es una escritora española. Ha recibido importantes premios, como el Premio Herralde de novela (2015),1 el Ojo Crítico de Narrativa (2001) o el XI Premio Vargas Llosa de relatos. Fue finalista del Premio Nadal (2006)2 y en 2013 ganó el Premio Cálamo en la categoría Otra mirada.
Es crítica literaria en distintos medios (entre otros, en el suplemento Babelia de El País, la revista Mercurio o la página La tormenta en un vaso).
Ha ejercido la docencia en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid y ha dirigido la revista literaria Ni hablar.
Sanz es doctora en Literatura Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid, su tesis trató sobre La poesía española durante la transición (1975-1986). La carrera literaria de Marta Sanz comenzó cuando se matriculó en un taller de escritura de la Escuela de Letras de Madrid y conoció al editor Constantino Bértolo, quien publicó sus primeras novelas en la editorial Debate.
Como narradora diremos que quedó finalista del Premio Nadal en 2006 con otra novela: Susana y los viejos. En su novela La lección de anatomía (RBA, 2008, reeditada en Anagrama en 2014 con prólogo de Rafael Chirbes) utilizó su propia biografía como material literario. En la novela negra Black, black, black (Anagrama, 2010) creó el personaje del detective homosexual Arturo Zarco y quedó semifinalista del Premio Herralde en 2009.6 La autora recuperó el personaje de Zarco en su novela Un buen detective no se casa jamás (Anagrama, 2012).7 El detective reaparece nuevamente en pequeñas mujeres rojas (Anagrama, 2020), obra con la que cierra la trilogía.8 En 2013 publicó Daniela Astor y la caja negra (Ed. Anagrama, 2013), donde recrea el mundo de la cultura popular y las actrices de la Transición española como Susana Estrada, María José Cantudo o Amparo Muñoz.910 Tras su publicación, esta novela recibió distintos premios (el premio Tigre Juan, el Premio Cálamo "Otra mirada" 2013 y el de la página de crítica literaria Estado Crítico
Aparte de su obra como novelista, también ha escrito cuentos, poesía, ensayos, artículos de viajes y de opinión. Colabora habitualmente en los periódicos El País (con crónicas de viajes en el suplemento «El Viajero») y en Público (en la sección «Culturas») y con la revista El Cultural de El Mundo. En InfoLibre suele colaborar en la sección «El cuento de todos», donde varios escritores desarrollan un relato.111213
Con Pequeñas mujeres rojas, Marta Sanz cierra su ciclo de novelas con el detective Arturo Zarco. En otro espacio habría que hablar de las novelas policiacas que lo son y las que se escriben para que no lo parezcan pero sigan siéndolo. Pero luego hay otras que no son estrictamente ni una ni otra, pero se alimentan fructíferamente de las dos especies. Una confusión genérica que Marta Sanz explota con magníficos resultados narrativos. Narrativos y también introspectivos y sociopolíticos. Todo ello me recuerda una frase que Sanz un día enunció en una entrevista: “Afortunadamente hay lectores decimonónicos”. Este lector no es sólo el que ha leído a Dickens o a Galdós o a Balzac o a Tolstói o a Clarín. Es también el que ha leído a Kafka, Joyce y Faulkner. Es la única manera de ser un auténtico lector decimonónico. Marta Sanz llega a pequeñas mujeres rojas de la mano de toda esta gran literatura. Su narrativa es social, es intimista y es, si me lo permiten, incluso documental. (Nos dice una voz narradora que sus imaginaciones están hechas con las mismas palabras con las que transcribe lo que narra).
Pequeñas mujeres rojas es una novela sobre una fosa común en tiempos de la Guerra Civil. Hay una mujer, Paula Quiñones, que ya conocimos en otras novelas de esta serie, que intenta localizar esas fosas; hay un hotel ominoso, hay una familia sospechosa de atrocidades. Hay un delator, hay un crimen que sucedió hace un tiempo. Hay el detective Arturo Zarco, exmarido de Paula, que es mencionado en esta novela pero no está en ella, porque, en el espacio narrativo de la serie, está simultáneamente en la novela anterior a la que estamos leyendo, Un buen detective no se casa jamás. ¿Cómo hace Marta Sanz para transformar toda esta materia humana e histórica en un artefacto estético de alto vuelo? Construye voces, las de las implicadas en la investigación de Paula; construye espacios concretos y mentales, deconstruye los discursos que se cruzan aquellas voces, poniendo al descubierto las zonas oscuras de la novela. Y, sobre todo, expone con dramática lucidez la propia mecánica y escritura de la novela. Su hechura se hace autoconsciente. Todo apunta al desconcierto, a las bifurcaciones. Como si se nos dijera que es la única manera a veces de ser diáfano con una historia tan terriblemente opaca.
En otro orden de cosas, ayer día 2 celebramos la sesión de Cinefórum que nos quedó pendiente la semana pasada, actividad trimestral y que en esta ocasión se encuadraba en la Semana de la Literatura. Visualizamos la película "La mujer de la montaña", película islandesa que ha recibido bastantes premios desde que se estrenó en 2018. En esta ocasión, además de los fieles cinéfilos a esta actividad, contamos con un grupo de alumnos de 1º de Bachillerato que participaron en el coloquio posterior. Muy productivo, sí señor.
Para finalizar, queremos hacer una mención especial a Almudena Grandes, recientemente fallecida, una autora muy presente en nuestra biblioteca y en nuestras aulas, pues tanto en nuestras meriendas literarias como en nuestras clases de Lengua y Literatura hemos trabajado y comentado algunas de sus novelas, así como muchos de sus artículos periodísticos, como columnista del País que era.
Por ello, desde la biblioteca se ha preparado una exposición sobre Almudena Grandes seleccionando su último artículo así como el conmovedor poema que le dedicó su pareja, Luis García Montero en su funeral. Descanse en paz.